SAUDADE
Saudade, dulce y melancólica gracia,
En el fondo de mi copa, hoy, te siento,
Como un buen vino de emoción,
Como un deseo vago, indefinido.
Un no sé qué inmenso, unción divina,
Mítica melancolía, ¡suéltame!
Deja que esta saudade en mí se esfume,
Que mi alma, al fin, pueda sanar.
Pero añoro tu erudición incalculable,
Tu voz, poética, suave como la brisa,
Tus versos como ramilletes de rosas,
Trovando sincopada y atemporalmente.
Como musa del Halicón, te elevabas,
Mientras yo, bardo del Parnaso, te admiraba,
Vida y tiempo nos separan, sí,
Pero tu esencia en mí no se desvanece.
Azaroff


Comentarios
Publicar un comentario
Comenta